El Señor se dirigió a mí, y me dijo: En que es mejor el tronco de
la vida, que la madera de los árboles. Su tronco no sirve de nada, ni siquiera
para hacer una percha. No sirve más que la leña. Y cuando el fuego ha quemado
las puntas y el centro está hecho carbón. ¿Para qué puede sirve? Si cuando
estaba entero, no servía para nada. ¡menos que ahora que esta quemado podrá
servir para algo!.
Por eso yo, el Señor, digo: Así como el tronco de la Vid se le echa
en el fuego para que arda, así también echare en el fuego a los habitantes de Jerusalén.
Yo me declare enemigo de ellos. Escapara de un fuego, pero otro fuego los
devorará. Y cuando yo me declare su enemigo, ustedes reconocerán que yo soy el
señor. Convertiré su país en un desierto, por haberme sido infieles.
Yo el Señor lo afirmo.
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