Y mientras más sabio llegó a ser el predicador, más conocimientos
impartieron a la gente. También se dio a la tarea de estudiar gran número de
proverbios y de clasificarlos ordenadamente. Hizo todo lo posible por encontrar
la palabra más adecuadas para escribir convenientemente dichos verdaderos.
Los dichos de los sabios en como aguijones, y una vez
reunidos en colecciones son como estacas bien clavadas puestas por insolo
pastor. Lo que uno saca de ellos son grandes advertencias. El hacer muchos
libros no tiene fin, y el mucho estudio cansa.
El discurso ha terminado. Ya todo ha sido dicho. Honra a
Dios y cumple sus mandamientos, porque eso es el todo del hombre. Dios habrá de
pedirnos cuenta de todos nuestros actos, sean buenos o malos, y aunque los
hayamos hecho en secreto.
Difunde la palabra de Dios en tus redes sociales, para que
llegue al mayor número de personas.
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