Yo seguí orando y confesando mis
pecados y los de mis pueblos, y presentando mis súplicas al señor mi Dios, por
su monte santo. Mientras yo oraba. Gabriel, que se me había aparecido antes en
la visión. Vino volando donde a donde yo estaba. Era casi la hora ofrecer a
Dios el sacrificio de la tarde. Y me dijo: Daniel he venido ahora para hacerte
entender esas cosas. En cuanto comenzaste a orar. Dios te respondió. Yo he
venido para darte su respuesta, porque Dios te quiere mucho. Ahora pues, pon atención
a los siguiente, para que entiendas la visión.
Setenta semanas han de pasar
sobre tu pueblo y tu ciudad santa para poner fin a la rebelión y al pecado,
para obtener el perdón por maldad y establecer la justicia para siempre para
que se cumpla la visión de la profecía. Y se consagre al santísimo. Debes saber
y entender esto: Desde el omento en que se ordene restaurar y reconstruir Jerusalén
hasta la llegada del Jefe consagrado han de pasar siete semanas, y las calles y
murallas reconstruidas de Jerusalén, duraran sesenta y dos semanas, peros serán
tiempos de mucha angustia. Después de las sesenta y dos semanas le quitaran la
vida al jefe consagrado. Jerusalén y el templo serán destruidos por la gente de
un rey que vendrá. El fin llegará de pronto, como una inundación, y hasta el
fin seguirán la guerra y las destrucciones que han sido determinadas. Durante
una semana más, él hará un pacto con mucha gente, pero a mitad de semana pondrá
fin a los sacrificios y a las ofendas. Y un horrible sacrilegio se cometerá,
ante el altar de los sacrificios, hasta que la destrucción determinada, caiga sobre el autor de estos
horrores.
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