Ojala tuviera yo un centinela en
la boca, y un sello de discreción en los labios, para que estos no me haga
caer, ni la lengua sea mi perdición. Señor padre y dueño de mi vida, no dejes
que mi lengua me domine, o que por culpa de ella caiga. Ojala castigara la sabiduría
mi mente, y corrigiera mi entendimiento, sin perdonar mis faltas, ni disimular
mis pecados. Para que mis errores no se multipliquen, ni aumente mis pecados,
para que no quede humillado ante mis enemigos, ni ellos se rían de mí. Señor
padre y Dios de mi vida, no permita que yo sea altanero y aparta de mi los
malos deseos. Que no me domine la gula o la pasión sexual. NO me entregues a
deseos vergonzosos.
Es palabra de Dios, que alabamos señor. Difunde la palabra
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