domingo, 9 de agosto de 2015

Dios nos habla de la Mujeres Frívolas



 
Y ustedes Mujeres despreocupada oigan lo que les voy a  decir, Mujeres confiadas, escuchen mis palabras. Ahora están confiadas, pero de poco más de un año se estremecerán, porque se terminará la cosecha y no recogerán más uvas. Ustedes que viven despreocupadas, tiemblen ustedes que se sienten confiadas, estremézcase, quítese esos vestido y pónganse ropas ásperas en señal de dolor. Hagan demostraciones de dolor  por los campos risueños y los fértiles viñedos. Espinos y matorrales crecerán en mi país, en toda casa alegre de la ciudad amiga de las diversiones. El palacio estar abandonado, la ciudad tan poblada quedara desierta; las fortificaciones abandonadas para siempre; allí vivirán contentos los asnos salvajes  y podrá comer el ganado.
Pero el poder creador del señor vendrá de nuevo sobre nosotros, y el desierto se convertirá en tierra de cultivo, y la tierra de cultivo será mucho más fértil. La rectitud y la justicia reinaran en todos los lugares del país. La justicia producirá paz, tranquilidad y confianza para siempre. Mi pueblo vivirá en un lugar pacifico, en habitaciones seguras, en residencias tranquilas, aunque el bosque sea talado y humillada la ciudad. Ustedes vivirán felices con riesgo abundante para sus sembrados y pastos seguros para el burro y el buey.

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