lunes, 10 de agosto de 2015

Dios nos habla sobre el que se hace rico injustamente. Jeremías 17



El que se hace rico injustamente es como la perdiz que empolla huevos ajenos. En pleno vigor tendrá que abandonar su riqueza, y al fin solo era un tonto más. Nuestro templo es un trono glorioso, puesto en el alto del principio. Señor, tú eres la esperanza de Israel. Todo el que te abandona quedará avergonzado. Todo el que se aleja de ti, desaparecerá como un nombre escrito en el polvo, por abandonarte a ti, manantial de frescas aguas.
Es palabra de Dios, que alabamos señor.

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