El Señor dice: Maldito aquel que parta
de mis su corazón, que pone su confianza en los hombres y en ellos busca apoyo.
Será como la zarza en el desierto, que nunca recibe cuidado: que crece entre
las piedras en tierras de sal, donde nadie vive.
Pero bendito el hombre que confía
en mí, que pone en mí su esperanza. Sera como un árbol plantado a la orilla de un
rio, que extiende sus raíces hacia la corriente, y no teme cuando llegan los
calores, pues su follaje frondoso. En tiempo de sequía no se inquieta y nunca
deja de dar fruto.
Nada hay nada tan engañoso y
perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de comprenderlo? Yo, el señor,
que investigo el corazón, y conozco a fondo los sentimientos, que doy a cada cual
lo que se merece, de acuerdo con sus acciones.
Es palabra de Dios, que alabamos
señor.
Difunde la palabra de dios
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