El Señor es mi pastor, nada me falta. O bien: R/. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo. El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.
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