domingo, 23 de agosto de 2015

Dios nos habla hoy sobre el uso de las riquezas, sobre el acaparador. Eclesiásticos 14



El tacaño no merece la riqueza; no merece tener oro el avaro. El que es tacaño consigo mismo, acumula para toros; gente extraña gozara de sus bienes. El que es tacaño consigo mismo ¿con quién será generoso? No saca provecho ni de sus propios bienes. Nadie pero que el que es tacaño consigo mismo, en sí mismo lleva el castigo de su tacañería. Si hace un favor es por descuido, al fin mostrará su tacañería. Mala persona es el avaro; vuelve la vista sin prestar atención a nadie. Al acaparador todo lo que tiene le parece poco; pero al quitar a otros pierde lo suyo. EL avaro mira el Pan con ansia, peor no pone nada en su mesa. Hijo mío si tienes algo úsalo para tu provecho, y se generoso con Dios. Recuerda que la muerta no tarda. Nadie te ha dicho cuando has de morir. Antes de morir has bien a tus amigos., y dales de acuerdo con tus posibilidades. No renuncies a la felicidad presente, ni pases por alto lo que es bueno y deseable. Tendrá que dejar a otros tu riqueza, y se repartirán los que son siguen sus sudores.
Da a tus hermanos y trátate bien, pues en la tumba no puedes buscar placer. Todo ser viviente se gasta como la ropa, pues es ley eterna que tenemos que morir. Somos como las hojas de un árbol frondoso; unas se marchitan y otras brotan. Así pasara con los hombres unos mueren y otros nacen. Todo lo que hace el hombre, se destruyen al fin, todo su trabajo desaparecerá como él.

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