Extracto de la Biblia
Eclesiástico 11
En la prosperidad no se conoce el amigo, en la desgracia no se oculta el enemigo; en la prosperidad aun el enemigo se vuelve amigo, en la desgracia aun el amigo se parta.
No te fíes nunca del enemigo, su maldad es como el bronce que se oxida; aunque te haga caso y y se porte con modestia ten cuidado y desconfía de el; haz como quien limpia un espejo; a ver si la herrumbre no termino de corroerlo.
No le des un puesto a tu lado, porque te dará un empujón y ocupara tu puesto; no lo hagas sentarse a tu derecha, porque procurara ocupar tu asiento. Entonces me darás la razón y gemirás recordando mis advertencias. ¡Quien compadece al encantador de serpientes mordido o al que se acerca a una fiera carnicería?. Lo mismo al que se junta con el arrogante y se mancha con sus delitos. Mientras va contigo, no se te revela; cuando cae no se agacha a librarte; mientras tu estas de pie, no se da a conocer; cuando tropiezas, no se contiene, El enemigo habla con labios dulces, y por dentro traiciones siniestras; el enemigo llora con los ojos, llega su ocasión, y no se sacia de sangre; te ocurre una desgracia, y allí lo encuentras; fingiendo apoyarte, te pondrá una zancadilla; rostro sereno es señal de buen intención, hablar por rodeos es señal de mala idea.
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