El amor del señor no tiene fin, ni se ha han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡que grande es su fidelidad! Y me digo: ¡ El señor lo es todo para mi; por eso en el confio!
El Señor es bueno con los que en él confian, con lo que a él recurren. Es mejor esperar en silencio a que el señor nos ayude. Es mejor que el hombre se someta desde su juventud.
El hombre debe quedarse solo y callado cuando el señor se lo impone; debe, humillado, besar el suelo, pues tal vez aún haya esperanza; debe ofrecer la mejilla a quien le hiera, y recibe el maximo de ofenzas. El señor no ha de abandonarnos para siempre. Aunque hace sufrir tambien se compadece, porque su amor es inmenso.
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