miércoles, 14 de octubre de 2020

Feliz el hombre al que sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo Salmo 32 (31)

 Ante todo te doy gracias señor Dios por todo lo recibido en mi vida, por las pequeñas cosas, por la comida, por la salud, por toda mi familia, por todos los seres humanos en el planeta tierra.


Feliz el hombre que no es malintencionado, y a quien el señor no acusa de falla alguna. 


Mientras no confesé mi pecado, mi cuerpo iba decayendo por mi gemir todo el día, pues de día y de noche tu mano pesaba sobre mi. 

Como flor marchita por el calor del verano, así me sentía decaer.

Pero te confesé sin reservas mi pecado, mi maldad; decidid confesarte mis pecados, y tu señor los perdonasteis. 


Por eso en momentos de angustia los fieles te invocaran  y aunque las aguas caudalosas se desborden no llegara hasta ellos.


Tu eres mi refugio; me proteges del peligro, me rodeas de gritos de liberación.


Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.

Bienaventurado el hombre a quien Dios no culpa de iniquidad, 

Y en cuyo espíritu no hay engaño.

Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.

Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. 

Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a al Señor;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado. 

Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.

Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. 

Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.

No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.

10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Dios, le rodea la misericordia.

11 Alegraos en el Señor y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.


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